Pues cansados como estábamos, calaos hasta los huesos y un poco hartos de Venecia nos quedaba lo peor, volver al coche, coger las maletas, montar en un vaporetto y marchar para el hotel que lo teníamos en la isla de Lido. Pues no fuimos a buscar las maletas, nos fuimos al hotel con lo puesto y dejamos el coche en el parking toda la noche, abierto, con las llaves en el salpicadero y todas las maletas dentro. A ver qué nos encontraríamos a la mañana siguiente..., si es que encontrábamos algo!!!! y no paraba de llover...
21 junio 2007
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